solo existe mucho sufrimiento sino que, en su mayor parte, la religión organizada no cumple bien
con su trabajo de aliviar ese dolor. En una carta tras otra, los lectores me contaban que su pastor o
sus amigos religiosos tenían buenas intenciones pero les decían las cosas equivocadas que los
hacían sentirse peor. ¿Por qué? Es posible que las expectativas de la gente fueran demasiado
elevadas o irreales, que su pérdida hubiera dejado un vacío que no podía llenar ni siquiera el pastor
más hábil. Si los amigos no podían devolverle la vida a una persona amada, ¿qué podían hacer para
que una esposa, madre o hija se sintiera mejor? Pero creo que también existe otra razón. Es posible
que el objeto de la mayoría de las respuestas religiosas no sea tanto aliviar el dolor de la persona
sufriente sino defender y justificar a Dios, para persuadirnos de que lo malo es en realidad bueno,
de que nuestra aparente desgracia sirve a los designios más grandes de Dios. Las frases tales como
"con el tiempo, esto te convertirá en una persona mejor", "debes estar agradecido por lo que
tuviste", o "Dios solo elige a las flores más bellas para Su jardín celestial", aun cuando hayan sido
dichas con las mejores intenciones, son interpretadas por el que sufre como si le estuvieran
diciendo: "Deja de sentir lástima por ti mismo; existe una buena razón para esto". Sin embargo, lo
que más necesitan las personas que atraviesan por un momento doloroso es consuelo, no una,
explicación. Un abrazo cálido y un oído paciente curan más corazones que un sermón teológico.................

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